Carta Magna, su emblema.

Palabras de José Antonio Primo de Rivera, jefe de Falange Española de las J.O.N.S

"La noticia de que José Antonio Primo de Rivera, jefe de Falange Española de las J.O.N.S., se disponía a acudir a cierto congreso internacional fascista que está celebrándose en Montreaux es totalmente falsa. El jefe de Falange fue requerido para asistir; pero rehusó terminantemente la invitación, por entender que el genuino carácter nacional del Movimiento que acaudilla repugna incluso la apariencia de una dirección internacional. Por otra parte Falange Española de las J.O.N.S. no es un movimiento fascista; tiene con el fascismo algunas coincidencias en puntos esenciales de valor universal; pero va perfilándose cada día con caracteres peculiares y está segura de encontrar precisamente por ese camino sus posibilidades más fecundas".

sábado, 5 de diciembre de 2009

Caza de brujas

   Hasta que punto se debe de linchar a una persona?, esta reconocido por ley ese linchamiento, en el que nos podemos ver envueltos todos en cualquier momento de la vida?


   Pues al parecer resulta que si, la presunción de inocencia es un deber que por desgracia es alterado, según y en que momento, médicos, policías, profesores, jueces, abogados o quien considere oportuno se vea o crea con el derecho de hacerlo.

   El problema de todo esto no es que la autoridad al cual compete este asunto se equivoque en el mismo, púes para eso se suponen que están, teniendo siempre en cuenta que son humanos y como tales se equivocan, cómo todo hijo de vecino, sino, el idiota de turno al cual se le da una autoridad para culpar a alguien de un delito que no ha cometido.

   Hace unos días, se condeno por los medios de prensa y audiovisuales a un chaval de veintitantos años de pedofilia, asesinato y no se cuantas cosas mas, le colgaron un cartel que por desgracia no le correspondía, el de pedófilo o asaltador de cunas, lo mejor de esto es quien primero lo hizo fue el medico que atendió a la pobre cría, además de correr la voz a la prensa, o tal vez fuera el portavoz de la policía que se dedica a las relaciones con la prensa?, de una u otra forma se le condeno por un delito que no ha cometido.

 
   Este por ley fue preso aun a pesar de que la madre de la pobre criatura puso las manos en el fuego por el, poco mas y a ella también se la llevan visto como esta hoy la situación del hombre; según las leyes en este país,, no hubiera sido de extrañar que encima la hubieran tachado a esta de cómplice por el síndrome de Estocolmo, por miedo o por ser una mujer e hijas apaleadas por el mismo, qué normalmente es lo que suele ocurrir.


   Gracias a Dios para el, hubo quien después de las pruebas periciales correspondientes dijo “señores la habéis cagado”, pero es lo que tiene, cuándo a un hombre por el simple hecho de serlo ni se le pregunta, sobre todo en materias de delitos como este o el de llamado de genero.

   Ni la inquisición en sus mejores tiempos lo habría realizado tan bien, solo falto la hoguera directamente a la puerta de la casa y algún vecino que encendiera la pira. Pero esto es lo que tiene este país, cuando todos buscan brujas hasta debajo de las piedras, cuándo la presunción de inocencia no existe sobre todo si tienes un rabo entre las piernas y te denominan hombre.

   Estoy en contra de los pedófilos, de los que levantan las manos a una mujer, creo, bueno creo no,afirmo ,  que lo que se debería de hacer con esta gentuza es cortarles los huevos, por no decir quitarle la vida, pero ¿quien le compensa a este chaval la puta desgracia que le ha tocado vivir? y ya no hablo de la muerte de esta criatura, de la cual lo tiene que estar pasando fatal, sobre todo si la quería y trataba como una hija, sino del puñetero cartel que le han colocado sin merecerlo y sin pruebas alguna, ni tan siquiera se va a condenar al medico que afirmo que la cría había sido forzada y maltratada, de hecho este se lava las manos como Pilato, ya que actúo según el protocolo que la ley les da para estos casos, por el cual directamente se culpa de un delito a alguien que no lo ha realizado, y al que corrió la voz de este suceso y detención?,este como siempre también quedara impune, o a los agentes que le dieron a visionar una foto de la cría muerta? Y ni que decir del corresponsal de prensa que alentó a los vecinos del mismo a que lo pusieran a parir, posiblemente seria de un programa de actualidad de estos que tienen tanta audiencia por las marujas de turno.

   Esta claro que mi padre tenia razón cuando me decía que de la prensa solo hay que creer la mitad y de la mitad el 25%, buitres existen en todos lados, pero estos se llevan la palma, ahora lo único que espero es que este chaval, busque un buen abogado y joda al medico, al centro, al gobierno y autoridad competente, y al inútil de periodista que se dedico a alentar a los vecinos; ni que decir que joder también a la prensa, tanto escrita como audiovisual, solo hay un problema: el cartel por desgracia para bien o para mal, ya esta colocado y ese, por muchas disculpas, ya no se lo quita ni el tato, así que a seguir como vamos en este país, cazando brujas donde no las hay sobre todo si se es hombre.

Cierra España.

Francisco Yela Utrilla


   Francisco Yela Utrilla. Profesor e ideólogo español, uno de los catedráticos de Filosofía más influyentes de la Universidad española en la década de los cuarenta, nacido en Ruguilla (Guadalajara), pequeño pueblo manchego, el 24 de mayo de 1893. Estudió latín y filosofía en el Seminario de Sigüenza, por el que fue pensionado en 1910 para estudiar en la Universidad Gregoriana, donde se licenció y doctoró en filosofía en 1912 y 1913. En 1918 se licenció en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza, y en 1922 alcanzó el grado de doctor en la Universidad de Madrid, con la tesis España ante la independencia de los Estados Unidos. En 1920 obtuvo por oposición la Cátedra de Lengua Latina, que desempeñó hasta 1932 en el Instituto de Segunda Enseñanza de Lérida. En 1924 fue nombrado también Director de la Escuela Normal de Maestros de esa ciudad. Durante los años veinte publicó numerosos libros de texto (lengua y literatura española, lengua italiana, Psicología, Lógica, Ética, Historia Universal, &c.). Su libro Historia de la civilización española en sus relaciones con la universal fue premiado por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, en el concurso de libros de texto que se convocó en 1928 para formar la colección de ediciones oficiales de «Libros de texto para los Institutos Nacionales de Segunda Enseñanza», establecida por el ministro Eduardo Callejo cuando la dictadura de Miguel Primo de Rivera. El prestigio del que ya gozaba entonces le mereció la siguiente entrada en el último tomo de la Enciclopedia Espasa, publicado en 1930:


   Yela Utrilla ha publicado los siguientes trabajos: Un aparato diplomático inédito y un recuerdo del padre Sarmiento (Madrid 1916), Estudio elemental del latín clásico (Sigüenza 1920); Resumen de Gramática Histórica de la lengua latina (Lérida 1922); «Documentos para la historia del Cabildo Saguntino», en el Boletín de la Real Academia de la Historia (1922-27); «Documentos reales del antiguo archivo de Roda anteriores al siglo XIII», en las Memorias de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza (tomo 1, Zaragoza 1922-23), España ante la independencia de los Estados Unidos, obra laureada con el premio Pelfort (Lérida 1922); El latín en los escritos de san Julián (1923-24); La Pedagogía en la Escolástica, discurso (Lérida 1925); «El Cartulario de Roda», en el Boletín del Instituto de Lérida (1922-23 y 1923-24); Sinopsis de Gramática Histórica de la Lengua latina (Lérida 1925); Nociones de Historia de América (Lérida 1926); Gramática del primer curso y del segundo curso de Lengua italiana (Lérida 1927); Antología del primer curso y del segundo curso de Lengua italiana (Lérida 1927); El Idioma Sonoro, Libro de Prácticas de la Lengua Española (Lérida 1927); Primer curso de Lengua Latina (Lérida 1927); Psicología (Lérida 1928); Historia de la civilización española en sus relaciones con la universal (Lérida 1928); Nociones de Historia Universal (Lérida 1928); Etica; Geografía política y económica, Lógica; Literatura española comparada con la extranjera; Segundo curso de Lengua Latina (Lérida 1928); Historia de la civilización española en sus relaciones con la universal, obra premiada por el ministerio de Instrucción pública en el Concurso de libros de texto de 1928 (Madrid 1928), y Crestomatía Latina (Lérida 1928), así como otros trabajos en diversas revistas.» (EUI 1930 70:683-684) .
 
   En 1930 y 1931 estuvo pensionado en Alemania. En el curso 1932-1933, ya en plena República, se trasladó a Oviedo, como Catedrático de Lengua Latina del Instituto Nacional de Segunda Enseñanza, ciudad en la que permaneció ocho años, desarrollando un importante activismo político desde las filas de Falange Española.

Extraemos del exhaustivo y documentado libro de José María García de Tuñón Aza –hijo de Celso García de Tuñón–, Apuntes para una historia de la Falange asturiana (Fundación Ramiro Ledesma, Oviedo 2001, 159 páginas –los números entre paréntesis corresponden a páginas de este libro–), los principales momentos de la actividad política de Juan Francisco Yela Utrilla durante los años de la República.

   En noviembre de 1933 ya es Yela uno de los miembros de la directiva provincial provisional del nuevo partido Falange Española, que presenta sus estatutos ante el Gobierno Civil de Asturias. El 6 de enero de 1934 interviene en el acto clandestino que Falange celebra en Llanera. Tras el acto de fusión entre Falange Española y JONS celebrado en Valladolid el 4 de marzo de 1934, al que probablemente asistió, se reorganiza FE de las JONS en Asturias, y el día 23 de abril, en el piso del que disponían (en Oviedo, calle Santa Susana, 14-2º izda, vivienda particular del canónigo Manuel Gutiérrez), se decide un nuevo comité local: Celso García de Tuñón presidente, Juan Francisco Yela Utrilla vicepresidente, &c. Tras los sucesos revolucionarios de octubre de 1934, Yela, Secretario Provincial de Falange, fue condecorado por José Antonio Primo de Rivera con la Palma de Plata.

    «José Antonio, en Oviedo. Recorrió con sumo detenimiento la abrasada Universidad y la derruida Cámara Santa. Ayer [27 de octubre de 1934] llegó en el expreso procedente de Madrid, el jefe nacional de Falange Española y diputado a Cortes, don José Antonio Primo de Rivera, que deseaba conocer de cerca las dramáticas consecuencias del movimiento revolucionario. El señor Primo de Rivera, juvenil y deportivo, fue recibido en la estación por el jefe territorial de Falange Española, don Celso García de Tuñón; el jefe provincial, don Francisco Yela Utrilla; el inspector nacional y consejero, señor Panizo, y el jefe de la Primera Línea de Gijón, señor Pondal. El jefe nacional de la Falange Española recorrió las calles de Oviedo, deteniéndose en la abrasada Universidad, en la derruida Cámara Santa y en aquellos lugares que ponen de relieve la barbarie más elemental de las huestes, desordenadas, que atacaron a la capital del Principado. Por la tarde salió para Mieres y, por último, tras regresar a Oviedo, se reunió en el domicilio del profesor don Francisco Yela Utrilla para tratar asuntos relacionados con el Movimiento falangista. Una vez terminada la reunión, don José Antonio Primo de Rivera, realmente impresionado por lo sucedido en Oviedo, declaró a uno de nuestros reporteros:


Vine a Oviedo para convencerme con mis propios ojos del alcance de los sucesos desarrollados en Asturias. Bien es verdad que por las informaciones periodísticas, las que he leído detenidamente, ya me formaba una idea de lo mucho que había padecido Oviedo, pero la realidad de los hechos tristísimos, bien podemos decir que supera a todo lo escrito.

¿Piensa usted hacer alguna información?

Desde luego. Procuraré documentarme detenidamente para poder hablar con conocimiento de causa en el Parlamento.

¿Creyó en algún momento que triunfarían los revolucionarios?

Nunca. Pero esto no quiere decir que las cosas continúen como hasta el presente, pues se impone una transformación social del Estado.

   El señor Primo de Rivera dijo, por último, que Falange Española dispone en Madrid, para un caso de necesidad, de dos mil escuadristas dispuestos a salir a la calle. Don José Antonio Primo de Rivera visitará hoy Gijón y luego regresará a Oviedo.» (Región, Oviedo, 28 de octubre de 1934.
 
   El día 26 de mayo de 1935 intervino José Antonio en un acto político en el Teatro Principado de Oviedo: «Toma la palabra en primer lugar el catedrático ovetense Yela Utrilla, quien dijo que había que trabajar por el advenimiento de un nuevo orden de cosas para hacer una España grande. Le siguió el obrero Manuel Mateo que censuró a los gobernantes del bienio porque a pesar de que en el Gobierno figuraban tres ministros socialistas no se había hecho nada para corregir el paro.» (45). El día 12 de junio se produjo una explosión en la sede de Falange en Oviedo (Campomanes 23), en la que fallecen dos obreros y otro resulta herido grave (falleciendo a los pocos días): los tres eran falangistas procedentes del comunismo; la policía sospecha que la explosión se debe a un artefacto que estaban manipulando y el gobernador ordena la detención de todos los dirigentes de Falange en Asturias: una docena de personas entre las que se encuentra Yela Utrilla. Permanecen en la cárcel hasta que se celebra el juicio, el 8 de julio de 1935, encargándose de la defensa de Yela el abogado Manuel Sarrión, pasante de José Antonio, llegado de Madrid. «Después es Yela Utrilla quien contesta a las preguntas del fiscal. Afirmó que no es posible que en el local pudiera haber explosivos porque estaba terminantemente prohibido. A su juicio, la explosión fue a consecuencia de un atentado y que Molina [el obrero herido que luego falleció] tenía algunos temores por haber pertenecido al Partido Comunista.» (54). Ese mismo día, a pesar de que el fiscal pedía doce años de cárcel para cada acusado, quedaron todos en libertad, con una multa de cinco mil pesetas que impuso el gobernador a cada miembro de Falange.


El 18 de octubre de 1935 se convoca el segundo Consejo Nacional de la Falange:

«1º. Se convoca al Consejo Nacional de la Falange Española de las J.O.N.S. para los días 15 y 16 de noviembre próximo.


2º. Con arreglo a lo dispuesto en el artículo 37 de los estatutos de la Organización, compondrán el Consejo Nacional los camaradas siguientes:

Secretario general: Raimundo Fernández Cuesta.

Jefes de servicios: Manuel Valdés, Manuel Mateo, Emilio Alvargonzález, José Manuel Aizpurúa, Augusto Barrado, Gregorio Sánchez Puerta y Alejandro Salazar.

Elegidos por las J.O.N.S.: Daniel Buhigas, Leopoldo Panizo, Onésimo Redondo, Julio Ruiz de Alda, Jesús Muro, Roberto Bassas, Salvador Blasco, José Andino, José Sainz, Martín Ruiz Arenado y Domingo Lozano.

Designados por la Jefatura Nacional: Rafael Sánchez Mazas, Sancho Dávila, Vicente Navarro, José Moreno, Celso García Tuñón, Jesús Suevos, Luys Santa Marina, Francisco Rodríguez Acosta, Francisco Bravo, Manuel Illera, José María Alfaro, José Miguel Guitarte, Eduardo Ezquer, Vicente Gaceo, Luis de Aguilar, Alejandro Allánegui, Andrés de la Cuerda, Fernando Meleiro, Narciso Martínez Cabezas, Agustín Aznar, Manuel Hedilla, Ricardo Nieto, Federico Servet, Juan Francisco Yela, Enrique Esteve, Miguel Merino, Rogelio Vignote, José Maciá y Luis Batllés.

3º. El Consejo deliberará acerca de los siguientes temas: A) Posibilidades de creación de un Frente Nacional Español y actitud de la Falange ante tal supuesto. B) Métodos tácticos que debe seguir la Falange ¿Participación en la mecánica política constitucional? ¿Actividad circunscripta a la agitación, crítica y propaganda? C) Actitud ante los nacionalismos particularistas españoles. D) Elaboración de un índice de los problemas económicos más apremiantes. E) Problema del paro. F) Orientaciones de la política agraria.

4º. Las tareas del Consejo se ajustarán a lo que establece el reglamento adjunto.

5º. La sesión inaugural se celebrará a las diez y media de la mañana, el día 15 de noviembre, en el domicilio de la Falange, Cuesta de Santo Domingo 3, Madrid.

El Jefe Nacional, José Antonio Primo de Rivera. ¡Arriba España! Madrid, 18 de octubre de 1935.»

   A finales de 1935 y principios de 1936 interviene Yela Utrilla, en pleno clima preelectoral, en varios actos públicos celebrados en Asturias por Falange (en la plaza del mercado de Llanera el 22 de diciembre, el día 29 en el Cine España de Tudela Veguín, a principios de enero en el Teatro Cervantes de Pola de Siero, en el Cine Moderno de Pola de Laviana, y en Trevías, Navia, Tapia de Casariego, &c.). El 28 de enero de 1936 José Antonio intervino en un acto celebrado en los teatros Principado y Santa Cruz de Oviedo: «Habla en primer lugar Yela Utrilla, que dice entre otras cosas: Vamos contra la revolución, pero nosotros también somos revolucionarios, con un sentido más espiritual, ...» (63-64). Dos días antes de las elecciones del 16 de febrero de 1936 intervenía, de nuevo en Oviedo, José Antonio: «A las siete de la tarde de hoy se celebrará en los Campos Elíseos un mitin de propaganda organizado por Falange Española en el que pronunciará un discurso el jefe de dicha organización política don José Antonio Primo de Rivera. Intervendrán además en el acto los siguientes elementos: don Enrique Cangas, jefe de la zona de Gijón; don Juan Francisco Yela, secretario de la organización de Asturias y don Manuel Valdés Larrañaga, de la Junta Política de Falange. La entrada será por invitación.» (Región, 14 de febrero, citado por José María García de Tuñón en la página 69). La candidatura que en Asturias presentó Falange para las elecciones de febrero de 1936 (una misma persona podía presentarse en varias provincias) estaba formada en este orden: José Antonio Primo de Rivera, Julio Ruiz de Alda, Raimundo Fernández-Cuesta, Manuel Mateo, Leopoldo Panizo, Juan Francisco Yela, Emilio Alvargonzález, Enrique Cangas, José David Montes, Santiago López, Manuel Valdés Larrañaga, Alfonso de Lillo y Juan Lobo (70), y los resultados obtenidos fueron desastrosos: José Antonio 818 votos, Panizo 507 votos, (...) Yela 233 votos... frente a los entre 150 y 170.000 votos obtenidos en Asturias por cada candidato del Frente Popular (71). El resultado electoral supone el incremento de la persecución de los falangistas, clausurándose locales y deteniéndose a los dirigentes. «[Celso] García de Tuñón recibe por aquellos días [marzo de 1936] una llamada telefónica de Yela Utrilla previniéndole de que la Policía tiene orden del gobernador de proceder a su detención por lo que conviene que se ausente de Oviedo...» (75).

   En junio de 1936 es detenido Juan Francisco Yela Utrilla, en circunstancias que detalla su esposa, Paquita Icarán, en carta publicada por La Voz de Asturias el 4 de julio de 1936:

   «Muy señor mío: Le agradecería infinito rectificase o aclarase algunas noticias que aparecen en el número de hoy del diario que Vd. Dirige, relativas al registro, verificado en el domicilio de mi esposo y mío el día 27 de junio entre la una y las cuatro de la madrugada.

   Los brazaletes que se encontraron, no llevando como no llevaban, las flechas de Falange, lo mismo podían ser de esta organización que comunistas.

   En cuanto al uniforme, se reduce a una camisa azul mahón que se usó en los mítines celebrados en esta ciudad con autorización debida. La existencia de un puñal toledano, que mi esposo usaba como plegadera, me parece tan peligrosa como los cuchillos de cocina.

   Finalmente, en cuanto a los gorros de campaña, no pudieron encontrarse porque no existían.

Lo que me extraña es que no le hayan mostrado a Vd. otros objetos que también se llevaron de ésta su casa, a saber:

Un kilo de cuartillas de papel tela.

Un vaso con pasta blanca para pegar. Números de revistas alemanas de Filosofía y Pedagogía. Un cuadernito con apuntes en latín de filosofía del año 1912. Un sobre con tarjetón de participación de boda.

   Por haberme dicho mi esposo que la Ley de Orden Público ordena claramente que en los registros llevados a cabo en estado de alarma, el agente de la autoridad se limitará a examinar y tomar nota de lo que crea conveniente sin llevarse nada, a no ser armas, yo protesté ante el teniente de Asalto de que se llevase los objetos dichos, pero no me hizo caso, si bien posteriormente, en el segundo registro, comunicó a mi esposo que tenía orden superior para incautarse de los mencionados objetos.

   No puede ser, como se afirma en La Voz de Asturias, la detención de mi esposo resultado del registro, por cuanto me comunicó el teniente de Asalto que llevaba orden de detención, independientemente de lo que pudiera resultar del mismo; dicha orden de detención no se me leyó, como ordena la ley, ni antes de entrar en mi domicilio, ni adentro del mismo, amenazando en cambio el teniente en cuestión con derribar la puerta si no abría.

   Orientándose esta carta sólo y exclusivamente a salir por los fueros de la verdad, ya que por los de la justicia se encargará de salir el tiempo, quedo suya afma, s.s.» (en José María García de Tuñón, Apuntes para una historia de la Falange asturiana, Fundación Ramiro Ledesma, Oviedo 2001, páginas 100-101.)

   El 18 de julio de 1936 se rompe la frágil eutaxia republicana iniciándose la guerra civil española: «Mientras tanto, Yela Utrilla, que ocupaba en ese momento el cargo de jefe accidental provincial de Falange porque seguía detenido Leopoldo Panizo, ante los micrófonos de Radio Asturias pronunció una conferencia bajo el título "Nuestra guerra y la guerra de los marxistas". Yela señalaba las diferencias que se observaban en la lucha que mantenían los sin Patria, los sin Dios y los ciudadanos y militares movilizados que anteponían a todo sus propias creencias religiosas y el amor a la Madre Patria. "Aquellos –decía Yela– se lanzan a la destrucción, a la barbarie, al pillaje; éstos aspiran a construir, a entender la cultura, a conseguir que los hombres se traten como hermanos". Viajó Yela a Burgos y allí se entrevistaría con Manuel Hedilla, quien le informa de los nuevos nombramientos que quería hacer en Asturias. A últimos del mes de octubre esos nombramientos eran publicados en la prensa de Oviedo. Hedilla ratificaba al propio Yela Utrilla como secretario provincial de FE-JONS en Asturias, a la vez que le nombraba jefe territorial provisional. (...) A su regreso de Burgos, Yela Utrilla hizo unas declaraciones en los distintos medios de comunicación de Oviedo donde manifestaba que según noticias que traía, podía asegurar que José Antonio Primo de Rivera estaba vivo.» (126-128).


   «El 19 de diciembre de 1936, sábado, aparece en Oviedo el primer número del periódico La Nueva España, diario de la Falange Española de las JONS (...) Ni una sola línea se publicaba, como sería lógico, de quien en ese tiempo ostentaba el mando de Falange en Asturias, en este caso Juan Francisco Yela Utrilla, ni ninguno de los otros mandos locales o provinciales, lo que hace que sigamos creyendo que el periódico estaba al servicio del Ejército y no de Falange. (...)» (136) «Manuel Hedilla no parece muy conforme con la línea que estaba llevando el periódico falangista, ni tan siquiera con el título del mismo, por lo que decide escribir una carta a Francisco Bravo, delegado de la Junta de Mando en Asturias y Galicia. La carta llevaba fecha 17 de febrero de 1937 y dice: "(...) Creo que en este sentido debes fijar tu atención principalmente y por de pronto en Yela y en el director de La Nueva España, Francisco Arias, y también en Ricardo Fernández a quienes creo principalmente culpables de la mala organización de la provincia (...)"» (138). El 18 de abril de 1937 se celebra en Salamanca «la elección de Jefe Nacional de Falange Española y de las JONS con la asistencia de los asturianos García de Tuñón y Yela, pero éste sólo asistiría al acto de la elección ya que por motivos familiares tuvo que ausentarse el segundo día, según nota que él mismo enviaba al Consejo: "Cuando me disponía ir al Consejo, me comunican noticias que por retrasadas me dan más cuidado sobre novedades en mi familia, por lo cual me veo obligado a regresar urgentemente a Oviedo".» (150). Al día siguiente Franco decreta la Unificación que supone la caída definitiva de Hedilla, y la desaparición de Falange Española de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalistas, transformada en FE Tradicionalista de las JONS. (Hasta aquí los datos obtenidos del libro de José María García de Tuñon Aza, Apuntes para una historia de la Falange asturiana, Oviedo 2001.)

   La guerra civil terminó en Asturias en 1937, reanudando Yela su actividad como autor: la editorial FET (Falange Española Tradicionalista) de Oviedo publicó en 1938 su Segundo curso teórico práctico de lengua latina y en 1939 Las concepciones político-sociales contemporáneas. Intervino en el renacimiento de la Universidad de Oviedo, destruida por las llamas revolucionarias de octubre de 1934 y que algunos incluso deseaban reiniciar en otra ciudad fuera de Asturias. En 1940 la Universidad de Oviedo publicó su ensayo: Una nueva concepción de la historia de España como historia patria.

   A finales de 1940 ingresó Juan Francisco Yela Utrilla en el Cuerpo de Catedráticos de Universidad (el 22 de noviembre), ocupando la cátedra de Fundamentos de Filosofía e Historia de los Sistemas Filosóficos de la Universidad de Barcelona, trasladándose al poco a la Universidad de Madrid, para desempeñar esa misma cátedra. Fue vicedirector segundo del Instituto «Luis Vives» de Filosofía, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Durante la década del cuarenta, en que fue uno de las catedrádicos de Filosofía más influyentes de la Universidad española, Yela Utrilla encabeza la más numerosa estirpe de jóvenes doctores en filosofía, de las tres estirpes de doctores en filosofía que pueden distinguirse tras la guerra civil: la de Juan Zaragüeta (1883-1974, 8 tesis dirigidas en los años cuarenta), la de Juan Francisco Yela (1893-1950, 13 tesis dirigidas en los años cuarenta) y la de Santiago Montero (1911-1985, 10 tesis dirigidas en los años cuarenta). El prematuro fallecimiento de Juan Francisco Yela Utrilla, el 26 de abril de 1950, supuso sin duda una evolución ulterior de la filosofía institucional en España diferente a la que hubiera ocurrido de haber estado presente Yela durante los decisivos años cincuenta.

   «En febrero de 1940 se había constituido el Instituto Luis Vives de Filosofía dentro del complejo macrocultural del CSIC. Bajo su férula estaba de algún modo toda la filosofía que se podía hacer en España, en la cátedra o en el libro. Para cumplir este objetivo se designó director al dominico Manuel Barbado Viejo, consejero de Educación Nacional del nuevo régimen y profesor de psicología en las facultades de ciencias y filosofía y letras de Madrid. Junto a él estaba otro eclesiástico, Juan Zaragüeta, catedrático de los de antes de la guerra y Juan F. Yela Utrilla, un turbio y fanático personaje a quien se debe la aportación de las «Introducciones a la Filosofía» que llenaron desde entonces universidades y centros de enseñanza media. [...] Los artículos [de Revista de Filosofía] rozan lo grotesco, como el del videdirector del Instituto, Juan Francisco Yela, cuando aprovecha el tricentenario de la muerte de Galileo para precisar frente a los Cassirer y los Ortega –despreciables ignorantes– que la Inquisición tenía razón: «La tesis de la Congregación Romana de que el movimiento de la tierra era falso y erróneo en la fe, resulta algo que se esfuma como de accidental monta... Se acertó en lo principal, o sea, en el sentido que informa todo el proceso, que no es otro sino la afirmación de la Iglesia como unidad de fe, como pensamiento integralmente humano y divino, como pensar libre, cual comunión de los santos, cual doxa recta, y este acierto compensa con creces el yerro en lo accesorio.» (Revista de Filosofía, primer número, 1942). Con este espíritu velaron sus armas los prometedores filósofos con ambición de perennidad que comenzaban entonces: Raimundo Pániker, José Ignacio Alcorta, Ángel González Álvarez, Rafael Gambra... bajo la protección de sus mayores, además de los citados Barbado y Yela, los jesuitas Ceñal e Iturrioz, «introductores» de Heidegger en la España de posguerra, Eugenio Frutos, Leopoldo Eulogio Palacios, y los también jesuitas catalanes Batllori y Roig Gironella.» (Gregorio Morán, El maestro en el erial. Ortega y Gasset y la cultura del franquismo, Tusquets, Barcelona 1998, páginas 121-123.) (El recuerdo que en Oviedo se mantuvo de su presencia en la ciudad durante la República y la Guerra Civil, como profesor y como uno de los fundadores en Asturias de la Falange, determinó que, en fecha relativamente tardía, el 2 de marzo de 1966, el Ayuntamiento de Oviedo diese el nombre de «Yela Utrilla» a una pequeña calle surgida entonces, que parte de la Avenida de Calvo Sotelo y limita la parte sur de los terrenos del Instituto de Bachillerato «Alfonso II». Como prueba del olvido de la figura de Yela Utrilla puede aducirse que en 2003 su nombre se mantiene en el callejero ovetense, a pesar de las abundantes sustituciones realizadas tras la instauración de la democracia coronada en 1975.)

Tesis doctorales dirigidas por Juan Francisco Yela Utrilla:

   José María Rubert Candau, El realismo y el escepticismo en la filosofía de Guillermo Rubió, Universidad de Madrid 1944. Director: Juan Francisco Yela Utrilla. Tribunal: Antonio de la Torre y del Cerro, Juan Zaragüeta Bengoechea, Santiago Montero Díaz, Víctor García Hoz.


   Adolfo Muñoz Alonso, Teísmo cristiano en la filosofía helénica, Universidad de Madrid 1944. Director: Juan Francisco Yela Utrilla. Tribunal: Juan Zaragüeta Bengoechea, Ángel González Palencia, Santiago Montero Díaz, Víctor García Hoz.

   Luis Rey Altuna, Qué es lo bello, según la doctrina de San Agustín, Universidad de Madrid 1944. Director: Juan Francisco Yela Utrilla. Tribunal: Eloy Bullón Fernández, Teófilo Ayuso Marazuela, Juan Zaragüeta Bengoechea, Santiago Montero Díaz.

   José Ignacio Alcorta Echevarría, Metafísica del Padre Francisco Suárez (Los modos), Universidad de Madrid 1945. Director: Juan Francisco Yela Utrilla. Tribunal: Juan Zaragüeta Bengoechea, Santiago Montero Díaz, Leopoldo Eulogio Palacios Rodríguez, Víctor García Hoz.

   Ángel González Álvarez, El tema de Dios en la filosofía existencial, Universidad de Madrid 1945. Director: Juan Francisco Yela Utrilla. Tribunal: Juan Zaragüeta Bengoechea, Víctor García Hoz, Leopoldo Eulogio Palacios Rodríguez, Anselmo Romero Marín.

   Eugenio Frutos Cortés, Las ideas filosóficas de Calderón como signo de su época, Universidad de Madrid 1945. Director: Juan Francisco Yela Utrilla. Tribunal: Juan Zaragüeta Bengoechea, Ángel González Palencia, Víctor García Hoz, Anselmo Romero Marín.

   José Artigas Ramírez, La noción de filosofía en Séneca, Universidad de Madrid 1947. Director: Juan Francisco Yela Utrilla. Tribunal: Juan Zaragüeta Bengoechea, Santiago Montero Díaz, José María Sánchez de Muniaín Gil, Anselmo Romero Marín.

   Eladio Leirós Fernández, La Filosofía de la Religión y sus relaciones con el tratado «De locis theologicis» de Melchor Cano, Universidad de Madrid 1947. Director: Juan Francisco Yela Utrilla. Tribunal: Juan Zaragüeta Bengoechea, Leopoldo Eulogio Palacios Rodríguez, José María Sánchez de Muniaín Gil, Anselmo Romero Marín.

   Sabino Alonso-Fueyo Suárez, Concepción política de Saavedra Fajardo, Universidad de Madrid 1947. Director: Juan Francisco Yela Utrilla. Tribunal: Eloy Bullón Fernández, Juan Zaragüeta Bengoechea, José María Sánchez de Muniaín Gil, Anselmo Romero Marín.

   Francisco Ruiloba Palazuelos, Ideas filosóficas de Quevedo, Universidad de Madrid 1949. Director: Juan Francisco Yela Utrilla. Tribunal: Lucio Gil Fagoaga, Santiago Montero Díaz, José María Sánchez de Muniaín Gil, Anselmo Romero Marín.

   Jaime Bofill Bofill, El concepto de perfección en Santo Tomás, Universidad de Madrid 1949. Director: Juan Francisco Yela Utrilla. Tribunal: Lucio Gil Fagoaga, Santiago Montero Díaz, José María Sánchez de Muniaín Gil, Constantino Láscaris Comneno.

   Ramón María Condomines Valls, Introducción a la filosofía de Angel Amor Ruibal (1869-1930), Universidad de Madrid 1949. Director: Juan Francisco Yela Utrilla. Tribunal: Lucio Gil Fagoaga, Santiago Montero Díaz, Anselmo Romero Marín, Constantino Láscaris Comneno.

   Carlos París Amador, Física y filosofía (el problema de la relación entre ciencia física y filosofía de la naturaleza), Universidad de Madrid 1950. Director: Juan Francisco Yela Utrilla. Tribunal: Juan Zaragüeta Bengoechea, Leopoldo Eulogio Palacios Rodríguez, José María Sánchez de Muniaín Gil, Anselmo Romero Marín.

   Director de la tesis de Salvador Mañero Mañero, Dios en concepción aristotélica del universo, Universidad de Madrid 1950, tuvo que ser sustituido, por fallecimiento, por Santiago Montero Díaz.

Bibliografía de Juan Francisco Yela Utrilla:

«Documentos para la historia del cabildo saguntino», Separata del Boletín de la Real Academia de la Historia, Madrid 1922, págs. 211-228.

   España ante la independencia de los Estados Unidos, Gráficas Academia Mariana, Lérida 1925, 2 vols., 971 págs. 2ª ed. aumentada: Academia Mariana, Lérida 1925, 2 vols. XI+495, XII+379 págs. (Existe facsímil por Ediciones Istmo, Madrid 1988 –impresa en Imprenta Gofer, de Oviedo– con una presentación de José Manuel Gómez-Tabanera.)

El idioma sonoro: libro de prácticas de la lengua española, Gráficas Academia Mariana, Lérida 1927, 254 págs.

Literatura latina con un apéndice sobre métrica, Biblioteca didáctica Urriza, Lérida 1927, 249 págs.

Gramática del primer curso de lengua italiana: fonética y morfología, Biblioteca didáctica Urriza, Lérida 1927, 157 págs.

Gramática del segundo curso de lengua italiana: sintaxis con un apéndice sobre correspondencia comercial, Biblioteca didáctica Urriza, Lérida 1927, 158 págs.

Psicología, Biblioteca didáctica Urriza, Lérida 1927, 189 págs.

Literatura española comparada con la extranjera, Imprenta Mariana, Lérida 1928, 368 págs.

Lógica, Biblioteca didáctica Urriza, Lérida 1928, 299 págs.

Ética, Biblioteca didáctica Urriza, Lérida 1928, 306 págs.

Nociones de historia universal, Imprenta Mariana, Lérida 1928, 223 págs.

Historia de la civilización española en sus relaciones con la universal, Imprenta Mariana, Lérida 1928, 250 págs.

Historia de la civilización española en sus relaciones con la universal, Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, Madrid 1928, 534 págs. Edición oficial. «Libros de texto para los Institutos Nacionales de Segunda Enseñanza, Bachillerato Universitario, Año Común.»

El Cartulario de Roda, transcripción por Juan Francisco Yela Utrilla, Imprenta Mariana, Lérida 1932, 185 págs.

Iniciación en el estudio de la lengua latina, Emiliano González impresor, Oviedo 1932, XCVI+112 págs.

Segundo curso teórico práctico de lengua latina, Editorial F.E.T., Oviedo 1938, 128 págs.

Las concepciones político-sociales contemporáneas, Editorial F.E.T. (Meditaciones, ensayos y estudios metafísicos, 2), Oviedo 1939, 287 págs.

«Lo Universal Histórico», separata de Revista de la Universidad de Oviedo, 37 págs.

Una nueva concepción de la historia de España como historia patria, Universidad de Oviedo, Oviedo 1940, 33 págs.

Los «dii maiores» de la cultura española: Antonio Agustín de Albanell, Universidad de Oviedo, Oviedo 1942, 92 págs.

«Catolicismo y Falange», en el primer número de El Español, 31 de octubre de 1942.

«Galileo el ortodoxo (15 de febrero de 1564 al 8 de enero de 1642)», en el primer número de Revista de Filosofía del Instituto Luis Vives, CSIC, Madrid 1942, págs. 99-125.

«Filosofía a la intemperie (philosophia sub divo)», Separata de Revista de la Universidad de Madrid, tomo III, Letras 1943, 12 págs.

Séneca, Labor (Clásicos Labor 5), Barcelona 1947, 272 págs.

«Espacio y tiempo en Suárez: ponencia», Separata de Congreso Internacional de Filosofía, Barcelona 4-10 octubre de 1948, págs. 147-181.

«El tema de la verdad en la metafísica de Suárez» Revista de Filosofía del Instituto Luis Vives, CSIC, Madrid 1948, número 27, págs. 660-692.

«Valores trascendentales de la empresa calasancia», Separata de Revista española de Pedagogía, Madrid 1949, 31 págs.

Sobre Juan Francisco Yela Utrilla en el Proyecto filosofía en español:

1950 Necrología en Revista de Filosofía del CSIC

Textos de Juan Francisco Yela Utrilla en el Proyecto filosofía en español:

1942 Catolicismo y Falange

Cierra España.

SUCESOS EN 1933.12ª parte.(Fundacion FEJONS.Continuacion)BIS I.



El falangismo tiene orígenes puramente españoles. Nace mediante la unión de grupos políticos, antes de la Guerra Civil, que pretenden recuperar la grandeza de España. Como ya hemos explicado antes, el país ha perdido su prestigio y ha dejado de ser el gran imperio que fue. Ramiro Ledesma y Onésimo Redondo fundan las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, las JONS, a la búsqueda de los sindicatos verticales entre otras cosas. José Antonio Primo de Rivera y Julio Ruiz de Alda promueven un movimiento con el que pretenden lograr un nuevo Estado español sindicalista. En octubre de 1933 fundan Falange Española. En 1934 los dos grupos se unen formando Falange Española de las JONS, y al mando quedará, finalmente José Antonio. Sus movimientos son mayoritariamente contra el marxismo.


José Antonio Primo de Rivera afirmó que el sistema democrático de partidos es “el más ruinoso sistema de derroche de energías”. Quien ha de dedicarse a ganarse la simpatía del pueblo pierde demasiado tiempo, tiempo que debería dedicar a la política efectiva.

“Un hombre dotado para la altísima función de gobernar, que es tal vez la más noble de las funciones humanas, tenía que dedicar el ochenta, el noventa o el noventa y cinco por ciento de su energía a sustanciar reclamaciones formularias, a hacer propaganda electoral, a dormitar en los escaños del Congreso (…); y si, después de todo eso, le quedaba un sobrante de algunas horas en la madrugada, o de algunos minutos robados a un descanso intranquilo, en ese mínimo sobrante es cuando el hombre dotado para gobernar podía pensar seriamente en las funciones sustantivas de Gobierno.”

Además, la democracia y el sistema electoral pertinente representan una causa para la división social y la confrontación de los partidos políticos. Al mostrarse contrario a un factor que provoca división y enfrentamiento, José Antonio añade otro punto en conformidad con el fascismo.

“Y así, siendo la fraternidad uno de los postulados que el Estado liberal nos mostraba en su frontispicio, no hubo nunca situación de vida colectiva donde los hombres injuriados, enemigos unos de otros, se sintieran menos hermanos que en la vida turbulenta y desagradable del Estado liberal.”
Acorde también con la ideología fascista, realiza una crítica del egoísmo capitalista y burgués:

“Y, por último, el Estado liberal vino a depararnos la esclavitud económica, porque a los obreros, con trágico sarcasmo, se les decía: "Sois libres de trabajar lo que queráis; nadie puede compeleros a que aceptéis unas u otras condiciones; ahora bien: como nosotros somos los ricos, os ofrecemos las condiciones que nos parecen; vosotros, ciudadanos libres, si no queréis, no estáis obligados a aceptarlas; pero vosotros, ciudadanos pobres, si no aceptáis las condiciones que nosotros os impongamos, moriréis de hambre, rodeados de la máxima dignidad liberal.”

También critica el marxismo porque, aun siendo “una reacción legítima contra la esclavitud liberal”, el socialismo es materialista, vengativo y fomenta la lucha de clases. El rechazo de Ramiro Ledesma será mucho mayor.

“El socialismo, sobre todo el socialismo que construyeron, impasibles en la frialdad de sus gabinetes, los apóstoles socialistas, en quienes creen los pobres obreros, y que ya nos ha descubierto tal como eran Alfonso García Valdecasas; el socialismo así entendido, no ve en la Historia sino un juego de resortes económicos: lo espiritual se suprime; la Religión es un opio del pueblo; la Patria es un mito para explotar a los desgraciados. Todo eso dice el socialismo. No hay más que producción, organización económica. Así es que los obreros tienen que estrujar bien sus almas para que no quede dentro de ellas la menor gota de espiritualidad.”

Defiende José Antonio aquello que unifica, sobre todo, a la Patria: “Que todos los pueblos de España, por diversos que sean, se sientan armonizados en una irrevocable unidad de destino.”

Sin embargo, y a diferencia de las otras ideologías, hay una visión cristiana en el discurso falangista: “Queremos que el espíritu religioso, clave de los mejores arcos de nuestra Historia, sea respetado y amparado como merece, sin que por eso el Estado se inmiscuya en funciones que no le son propias”.

Ramiro Ledesma fue el artífice de las consignas falangistas, la parte más revolucionaria de FE de las JONS. Detractor de la especulación (como Germán Bernácer, economista alicantino antecesor de Keynes), de los sistemas constitucionales, del racionalismo.

Según Ledesma, y coincidiendo con el planteamiento mussoliniano, el poder no descansa en el pueblo, sino en el Estado: “El nuevo Estado será constructivo, creador. Suplantará a los individuos y a los grupos, y la soberanía última residirá en él, y sólo en él.”

A diferencia del fascismo corporativista, defiende un Estado sindicalista: “Así el nuevo Estado impondrá la estructuración sindical de la economía, que salve la eficacia industrial, pero destruya las «supremacías morbosas» de toda índole que hoy existen. El nuevo Estado no puede abandonar su economía a los simples pactos y contrataciones que las fuerzas económicas libren entre sí. La sindicación de las fuerzas económicas será obligatoria, y en todo momento atenida a los altos fines del Estado.”
Ramiro también, en este mismo discurso, enuncia una serie de puntos en los que se basa su teoría política: El poder es del Estado, donde hay libertades políticas limitadas por el propio Estado, y el hombre ha de convivir en el Estado. Las teorías marxistas deben ser superadas, y es de vital importancia la eficacia económica, la cultura española debe ser fomentada así como la formación académica y universitaria, estructuración sindical de la economía, el trabajo es el factor más importante. Exaltación de los valores de España, y revolución. Entre otros.

La tramitación parlamentaria de la ley de 1933.


La adopción de la circunscripción provincial, los topes y la segunda vuelta respondían, por tanto, a un interés político indudable. De todo esto dio fe la postrera reforma de 1933. En un contexto en que la conjunción republicano-socialista ya se hallaba cuarteada, y en el que la división de los partidos que sostenían el régimen había propiciado el triunfo de las derechas en no pocos de los ayuntamientos en disputa tras los comicios municipales de 23 de abril de 1933, el gobierno de Azaña presentó el 1 de junio de ese año un proyecto de ley que agudizaba más aún, si cabe, el sentido mayoritario del decreto de mayo de 19317. En realidad, republicanos de izquierda y socialistas patrocinaban una disposición de un solo artículo que modificaba no la ley de 1907 sino el decreto de 8 de mayo de 1931 (que había sido convalidado por las Cortes constituyentes el 15 de octubre del mismo año). Se exceptuaban de esta reforma los artículos cuarto y quinto del decreto, referidos a las incapacidades e incompatibilidades para ser admitido como diputado, que quedaban explícitamente derogados. Los cambios afectaban, fundamentalmente, a los comicios municipales. No podía ser de otra maneradado que la experiencia electoral de abril de 1933 había resultado ejemplarizante y que los siguientes comicios de importancia, previstos para noviembre, habrían de renovar todas las corporaciones locales del país (aún cuando, como es sabido, ya nunca habría elecciones de este tipo en todo el periodo republicano, exceptuando las celebradas en enero de 1934 en las provincias catalanas). La ley suprimía los distritos para las elecciones municipales: todo el término municipal constituiría, a partir de entonces, una sola circunscripción a efectos electorales. Continuaría rigiendo el voto restringido, con proporciones parecidas al decreto de 1931. Así, en el lugar donde se eligieran treinta concejales, los electores sólo podrían votar a veinticuatro, “donde 29, 23; donde 28, 22; donde 27, 21; donde 26, 20; donde 25, 20; donde 24, 19; donde 23, 18; donde 22, 17; donde 21, 16”, esto es, reservando a las mayorías entre el 75 y el 80 por ciento de los puestos de concejal. Para alcanzarlos en primera vuelta, todos los candidatos triunfantes habrían de reunir al menos el cuarenta por ciento de los votos escrutados.

Las reclamaciones y protestas en las elecciones municipales quedaban bajo la jurisdicción de las Salas de lo Civil de las Audiencias territoriales, si se habían sustanciado en las capitales de provincia, y de las Audiencias provinciales en el resto de los municipios. Las autoridades judiciales habrían de resolverlas, además, en un plazo no superior a treinta días. Las corporaciones municipales se renovarían por mitades atendiendo a un criterio relativamente proporcional. Así los concejales elegidos en 1931 habrían de clasificarse en dos grupos: “el primero formado con los concejales proclamados por la candidatura mayoritaria y el segundo con los concejales proclamados por la candidatura minoritaria”. A cada grupo habría de sustraerse un número de puestos en correspondencia con las vacantes que hubieran tenido lugar, completando esta cifra hasta la mitad de los puestos totales o a uno más si la cifra era impar, con un número de concejales cesados mediante sorteo. El objetivo de articular dos grupos para estas operaciones era, sin duda, evitar la posible desaparición de los concejales de la minoría si un único sorteo se celebraba para toda la corporación, así como la disminución artificial de la mayoría si las suertes hubieran sido desfavorables para ella. El gobierno habría de determinar, utilizando el censo de 1930, el número de concejales que correspondía a cada corporación. La supresión de la elección municipal por distrito y la ampliación a las grandes ciudades de la proporción, que otorgaba a la lista vencedora entre tres cuartos y cuatro quintos de todos los puestos de concejal, suponían una agravación notable del principio mayoritario, agravación que pretendía atemperarse con el establecimiento de una barrera como la del cuarenta por ciento para alcanzar las concejalías en primera vuelta. En líneas generales, este sistema consagraba sin rebozo la segunda vuelta y las candidaturas de coalición, así como una fortísima prima de escaños a la lista vencedora.

La agudización del sistema mayoritario de voto respecto a 1931 resultaba también perceptible en lo que concernía a las elecciones para diputados a Cortes. El número de ciudades con circunscripción propia se redujo al aumentar el guarismo necesario para constituirse como tal a 150.000 habitantes. Esto suponía, en la práctica, un descenso del número de circunscripciones totales que pasaba de sesenta y tres a sesenta y, por tanto, la desaparición de las demarcaciones electorales de Cartagena, Córdoba capital y Granada capital. El requisito de que los candidatos triunfantes en primera vuelta obtuviesen como mínimo el cuarenta por ciento de los sufragios fue establecido de la misma forma que para los comicios municipales, doblando así la barrera del veinte por ciento establecida por el Gobierno Provisional. Para todo lo demás, seguirían rigiendo el decreto convalidado de 1931 y la ley electoral de 1907. El proyecto del gobierno pasó a la Comisión de Presidencia que, en lo que a las elecciones a Cortes se refiere, introdujo algunas modificaciones. Por de pronto, suprimió las circunscripciones de Ceuta y Melilla que pasarían a engrosar las de Cádiz y Málaga respectivamente. También modificó el porcentaje de votos necesario para obtener el escaño rebajándolo al treinta por ciento e introdujo un límite de sufragios por abajo, el doce por ciento, que habrían de superar los candidatos para pasar a segunda vuelta.

En líneas generales, el dictamen de la Comisión no satisfizo no ya a las oposiciones sino a buena parte de los diputados gubernamentales. La lectura de éste tuvo lugar en la sesión del 4 de julio de 1933. Contra el dictamen se levantó, en primer lugar, un diputado de la ORGA, Ramón Suárez Picallo. Éste se mostró partidario de la representación proporcional aseverando, con rotundidad, que “el sistema de mayorías y minorías… no es representativo de la voluntad popular”, y abjurando de las coaliciones electorales. El diputado coruñés impugnó el sistema mayoritario porque concentraba el voto en dos grandes partidos y perjudicaba a los partidos regionales, expulsaba del sistema a masas que actuaban con criterio corporativo y, por último, fomentaba la abstención. Rechazó, además, la desmesurada prima a la mayoría afirmando que en casi todos los países democráticos con sistema mayoritario la proporción establecida era de dos tercios para la mayoría y el tercio restante para la minoría. Reivindicó el proyecto  DSCde ley electoral de la Comisión Jurídico-Asesora de 1931 que introducía la representación proporcional, y denunció los efectos de la misma existencia de una segunda vuelta electoral:

“Ponéis… esa auténtica trampa que significa la elección de segunda vuelta, ya que esa segunda vuelta representa que los que han ganado la elección en la primera vuelta irán al copo en la segunda… Yo no quiero suponer, Sres. Diputados, que este principio del proyecto de ley Electoral esté inspirado por el temor a que triunfen determinados sectores de la opinión española. Si esto es así, no es muy leal que digamos declararnos una República democrática”.

Por último, a fuer de diputado de un grupo regional, abogó porque las mismas regiones constituyesen las circunscripciones electorales. Sin cuestionar que el discurso fuese coherente con sus principios ideológicos sentidos, no cabe duda que la petición de circunscripciones regionales pretendía favorecer las expectativas de un partido como el suyo, movilizando a la opinión sobre la base de intereses y programas marcadamente regionalistas.

Suárez Picallo había abogado por una ley electoral completamente nueva, derogando la legislación anterior, y por ello decidió no presentar enmiendas al proyecto. Esta postura sería también la que adoptase la minoría agraria, por boca de José María Gil-Robles. El líder de Acción Popular apuntó que el decreto de 1931 había mejorado la ley de 1907 al haber suprimido los distritos y establecido las circunscripciones provinciales. Pero resaltó que un sistema mayoritario como el que el Gobierno y la Comisión proponían sólo se aplicaba, en el siglo XX, en países dudosamente democráticos como Portugal e Italia porque un sistema de primas a la mayoría había sido establecido por Mussolini el año 1923 como una corrección de la representación proporcional “que no hubiera permitido los fáciles triunfos de los primeros tiempos del fascismo”. Gil-Robles destacó, además, la arbitrariedad del reparto de escaños entre mayorías y minorías: ¿En virtud de qué una circunscripción que elige siete Diputados ha de tener cinco para la mayoría y dos para las minorías? ¿En qué fundamento se apoya eso? En el deseo exclusivo de favorecer el triunfo de las mayorías, y eso es, quizás, loque haga simpático este proyecto a vosotros”. Reconoció el intento de la Comisión de Presidencia de evitar la segunda vuelta y el copo rebajando la barrera del cuarenta por ciento impuesta por el gobierno y estableciendo un requisito por abajo, un mínimo del 12 por ciento, que podía asegurar cierta representación de los partidos derrotados. No obstante, el riesgo de que en una segunda vuelta la lista vencedora pudiera copar los puestos de las minorías tampoco desaparecía por completo. Se sumó, además, al coro de críticas contra los efectos perniciosos de la segunda vuelta que el diputado salmantino concretó en tres:

“En primer lugar, la segunda vuelta es una excitación a la violencia, porque conocido el resultado de la primera, todos los partidos agudizan toda clase de armas… para corregir, en una segunda vuelta, los posibles descalabros que hayan tenido en la primera… En segundo lugar, fatigáis innecesariamente al Cuerpo electoral, obligándole a movilizaciones continuas para una segunda vuelta… y en tercer término… colocáis en una posición de inferioridad a aquellos partidos políticos que cuenten con menos medios económicos”.

El proyecto de ley electoral traería consigo, según Gil-Robles, una aguda redimensión del mapa político y cambios bruscos en las mayorías parlamentarias:

“Este sistema… significa la muerte de los partidos intermedios… los que se hallan en esta Cámara en una situación centro… estarán para siempre unidos a las fracciones extremas y no quedarán, en el choque de las pasiones políticas más que aquellos bandos separados irreconciliablemente, haciendo poco menos que imposible esas transacciones suaves, que son lo más eficaz en el orden político, por lo mismo que son las que eliminan las violencias… La prima a la mayoría, que… se puede volver contra vosotros, puede producir un movimiento de reacción tan violento como haya sido la acción salida de la obra revolucionaria, y no es ciertamente apetecible para un país que los movimientos de péndulo se produzcan de manera violenta, se produzcan de manera des compasada, yendo a hacer tabla rasa del pasado para construir algo que el día de mañana puede ser destruido”.

Frente al sistema que continuaba propugnando la nueva reforma electoral, Gil- Robles defendió la representación proporcional aunque sin demasiadas esperanzas de convencer a la Comisión o a la mayoría parlamentaria para que retirasen el proyecto.

Precisamente por ello, el diputado católico anunció la abstención de la minoría agraria en los debates que la ley habría de generar en esa y en las siguientes sesiones de Cortes.

Aunque el jefe de la CEDA era coherente en la defensa de la representación proporcional, un principio que había defendido la primera formación política en la que había militado, el Partido Social Popular, no cabía duda que las derechas estaban especialmente alarmadas con la segunda vuelta y la prima a las mayorías, pues podían anular todo el esfuerzo de movilización en que habían empeñado el primer bienio si se formaba una sólida conjunción republicano-socialista contra ellos. En este sentido, la representación proporcional tenía la ventaja de conceder a las derechas un número de escaños ajustado a su peso, creciente en la opinión pública a mediados de 1933.

El tercer turno contra la totalidad, aunque desde un punto de vista más moderado, lo ejerció en nombre de su minoría el diputado radical Manuel Torres Campañá. A pesar de que su partido estaba dispuesto a presentar enmiendas y a colaborar con la Comisión,Torres afirmó al principio de su discurso que suscribía bastantes de las manifestaciones expuestas por Suárez Picallo y Gil-Robles. El diputado madrileño arguyó contra la eficacia de la ley a la hora de constituir mayorías homogéneas que pudieran servir los intereses y la política de un Gobierno porque “los que lo han proyectado no conocen el mapa político español; el mapa político español no se presta a eso. Tal como están los partidos políticos… en España… eso no será posible en mucho tiempo” . Enfiló también sus baterías argumentales contra la que consideraba exagerada prima para las mayorías: “el proyecto ha sido redactado… con un sentido de aplastamiento tal de las minorías, que no se concibe… que una mayoría de tipo democrático pueda presentar y sostener en estas Cortes la necesidad, la eficacia de semejante proyecto de ley”. Por último, se sumó a las críticas de Suárez Picallo y Gil-Robles contra la segunda vuelta.

El último turno corrió a cargo del diputado independiente Ossorio y Gallardo queinsistió con dureza en los mismos defectos de la ley que habían señalado los oradores que le precedieron. Señaló que la prima a la mayoría tenía un carácter mussoliniano “bastante para sublevar cualquier conciencia liberal y democrática”, y que el proyecto traería como consecuencia: “…la lucha enconada y ardiente: primero, de dos grupos contra toda España, y después, de cada uno de estos grupos entre sí”. En fin, el rechazo al proyecto era tan frontal por parte de las oposiciones que la Comisión de Presidencia decidió retirarlo para su nuevo estudio.

No obstante, esa decisión había sido posible porque en esos momentos ejercía la portavocía de la Comisión un diputado radical, Pedro Armasa. Al día siguiente, el Gobierno y los miembros de la Comisión socialistas y republicanos de izquierda impusieron la discusión del dictamen sin rectificación. Este posicionamiento lo explanó un diputado del PSOE, Mariano Rojo. La intervención de Rojo resulta interesante porque permite conocer cuáles eran las consideraciones en las que se había fundado el proyecto:

“nosotros entendemos que para la mayor eficacia del régimen republicano, sobre todo en los momentos presentes, y dado el carácter transitorio que necesariamente ha de tener la ley que vamos a aprobar, es preciso que puedan constituirse fuertes mayorías que permitan realizar una verdadera labor eficaz y que no sirvan, por el contrario, para estorbar la labor de los Gobiernos que se sienten en este banco azul”.

Partiendo de que el gobierno consideraba que las formaciones republicanas representaban la mayoría de la opinión del país, éste pretendía forzar con una ley electoral extremadamente mayoritaria la coalición de los partidos que habían formado parte de la conjunción de 1931 y que dos años más tarde se encontraban cada vez más alejados entre sí. “No habrá más remedio”, afirmó Rojo, “en un periodo más o menos largo, sino que haya una relación entre algunos sectores, los de más afinidad ideológica, para ir a estas elecciones”.

Como el proyecto no fue retirado, comenzaron a discutirse las enmiendas. Un voto particular de los diputados radicales Pedro Armasa y Adolfo Chacón pedía que las circunscripciones de Ceuta y Melilla continuaran como tal y no fuesen agregadas a las de Cádiz y Málaga respectivamente. En un principio, la mayoría de la Comisión rechazaba la enmienda, pero un discurso favorable de un diputado radical-socialista por

Ceuta, Antonio López Sánchez-Prados, separó a su grupo de la mayoría gubernamental y provocó la derrota del ejecutivo por las oposiciones. No corrió tanta suerte otra de un correligionario de Sánchez-Prados, el diputado Ramón Navarro Vives, que pedía el restablecimiento de las circunscripciones urbanas en las ciudades que sobrepasasen los cien mil habitantes, tal y como lo contemplaba el decreto de 1931. La Comisión no la aceptó, por boca del diputado socialista Antonio Acuña, fundándose en la posibilidad de que podría dar lugar “a que otras poblaciones presentasen casos peculiares suyos y pidiesen la creación del distrito, llegando a resultar el panorama electoral idéntico al que tenía España en tiempos de la monarquía”. El diputado radical Guerra del Río presentó otra enmienda que tenía que ver con el trazado de las circunscripciones. Pedía Guerra que se mantuviese la división de Canarias a efectos electorales establecida por el gabinete Canalejas en 1912 y que respondía a pequeños distritos de carácter insular, postura que fue rechazada por la mayoría de la Comisión. En esta ocasión, la mayoría volvió a votar compacta y derrotó a las oposiciones.

Los radicales pusieron, con otra enmienda de Torres Campañá, interés en reducir la prima a las mayorías e introducir algún tipo de criterio proporcional en la reforma electoral. La Comisión, por boca del diputado socialista Enrique Heraclio Botana, no aceptó la enmienda porque “su señoría parte del principio de la proporcionalidad en las elecciones a Diputados a Cortes… y la Comisión se atiene única y exclusivamente al principio que establece el proyecto de ley presentado por el Gobierno”. En cambio, no hubo problemas para que dos enmiendas de los socialistas fuesen aceptadas: una que establecía que la propuesta de candidatos en los comicios municipales pudiera ser patrocinada por “entidades legalmente constituidas y que tengan su residencia en la localidad en que hayan de celebrarse elecciones municipales”, concediendo tal facultad, en la práctica, a sindicatos y sociedades obreras; y otra que abría la posibilidad de que los candidatos a concejal pudieran ser presentados por un diputado o ex diputado. La polémica se avivó cuando dos diputados socialistas, Mariano Rojo y José Ruiz del Toro, pidieron la supresión del requisito de que un candidato hubiera de sobrepasar el doce por ciento para poder acceder a la segunda vuelta, agravando así el sentido mayoritario de la ley y facilitando el copo de la representación por la lista más votada de una circunscripción. El diputado que defendió la enmienda, Ruiz del Toro, argumentó que la supresión de ese tope por abajo contribuía a acentuar el sentido democrático de la ley, pero la Comisión y el resto de partidos, que temían la prima que podía suponer para una formación con tanta fortaleza en 1933 como el PSOE, rechazaron tal posibilidad. No obstante, la negativa de los radicales y republicanos de izquierda tuvo carácter transaccional: estaban dispuestos a rebajar el tope pero no a suprimirlo. Precisamente quien ofreció esta transacción, el radical Pedro Armasa, aprovechó su intervención para realizar un encendido elogio de la ley electoral de 1907:

“Para la ley… tenemos nosotros no solamente grandes respetos, sino una enorme gratitud, y hacemos una declaración terminante: la de que no habrá una ley más gloriosa para los republicanos que la de Agosto de 1907, porque con ella y por ella se trajo la

República”. El tope no resultaba sino una corrección establecida precisamente por la reforma de 1933 “que desvirtúa por completo lo que es la ley de 1907”. Una propuesta del diputado radical-socialista José Salmerón rebajando del doce al ocho por ciento el tope mínimo que habían de alcanzar los candidatos para pasar a segunda vuelta, fue finalmente admitida por los socialistas.

Cierra España.

SUCESOS EN 1933.12ª parte.(Fundacion FEJONS.Continuacion)BIS.


El anticomunismo, anticapitalismo y aversión por el liberalismo se resumían en la expresión: Ni capitalismo, ni comunismo, sino nacionalsindicalismo. Se expresaba así un deseo de superar el enfrentamiento entre ambas tendencias consideradas perversas e injustas por los falangistas. El nacional-sindicalismo sería así la otra orilla de la dialéctica entre capitalismo y comunismo. Los falangistas se veían a sí mismos como unos adelantados en el devenir histórico superador del caos de ese enfrentamiento. También critican el corporativismo fascista —al que José Antonio define como «buñuelo de viento»— porque no acaba con las relaciones de producción capitalistas.


Es un partido que acaba definiéndose como republicano al considerar que la monarquía ha cumplido hace tiempo su papel histórico en España. Así lo prueban al manifestarse en Madrid (7 de octubre) con banderas republicanas y una pancarta con el lema «Viva la unidad de España», en apoyo del gobierno derechista republicano frente a la Revolución de 1934[1] . En particular, Ramiro Ledesma Ramos se manifestó como un antimonárquico convencido.

Cualquier análisis objetivo de la ideología política de este grupo debe de tener presente que el propio desarrollo político de la doctrina falangista no estaba definido en el momento en que se desata la Guerra Civil Española. Prueba de ello es la expulsión, poco antes del estallido bélico, de uno de sus fundadores, Ramiro Ledesma Ramos, al enfrentarse abiertamente al liderazgo de Primo de Rivera. Ledesma Ramos considera entonces que José Antonio es demasiado moderado y no está dispuesto a adelantarse a una posible revolución proletaria bolchevique que él considera inminente y que ha de ser evitada con una revolución nacional-sindicalista.

Arnaud Imatz considera que, como demócrata, Jose Antonio, defiende el poder basado en la voluntad y el consentimiento del pueblo. Así, en una democracia menos formal y más participativa condena con fuerza por un lado , la democracia individualista y liberal, mampara del régimen plutocrático, por otra parte la democracia colectivista o popular, camuflaje de la expresión socialmarxista y de la Dictadura del Partido Comunista

Los resultados electorales de la Falange en esta época fueron siempre muy pobres. La razón de esta pobreza de resultados hay que buscarla en que, por un lado, la coalición radical-cedista, ganadora de las elecciones de 1933, no estaba de acuerdo con los planteamientos revolucionarios del nacional-sindicalismo, con lo cual sus locales eran frecuentemente registrados y a veces clausurados por la policía.


Por otra parte, la doctrina nacional-sindicalista no logró atraer a la gran masa obrera encuadrada ésta en los sindicatos de clase mayoritarios (UGT y CNT). En este periodo no consiguió tener ningún diputado en las Cortes, ya que aunque José Antonio Primo de Rivera consiguió el acta de diputado en las elecciones de noviembre de 1933 lo hizo a través de una candidatura conservadora de Cádiz, denominada Unión Agraria y Ciudadana.

En las elecciones de 1936 que dieron lugar a la victoria del Frente Popular, José Antonio no consiguió acta de parlamentario al obtener en la primera vuelta sólo 46.000 votos en el conjunto de España[3] , al presentar la candidatura de Falange en solitario. En la segunda vuelta trató de presentar su candidatura a la circunscripción de Cuenca, pero desde la Junta Electoral se declara que solo podrán presentarse en dicha circunscripción los que previamente se hubieran presentado a la primera vuelta, así, José Antonio no pudo mantener su inmunidad parlamentaria[4] .

A partir del triunfo electoral del Frente Popular, la situación de agitación en Madrid y en las principales ciudades aumentó y los enfrentamientos armados entre militantes de los los partidos de la izquierda y los falangistas alcanzaron extrema gravedad. Tras un intento de atentado, el 11 de marzo de 1936, contra el catedrático de Derecho y militante socialista Jiménez de Asúa, llevado a cabo por un militante falangista, el juez municipal que le condenó fue muerto a las 48 horas por pistoleros falangistas[5] .

Estos hechos determinaron la ilegalización de la Falange y sus dirigentes, entre ellos Primo de Rivera, fueron encarcelados el 14 de marzo. Posteriormente los tribunales de justicia —Audiencia de Madrid, en sentencia de 30 de abril de 1936, y Tribunal Supremo, en sentencia de 8 de junio del mismo año—, absuelven a José Antonio y a los suyos declarando legítima, dentro del marco constitucional español —conforme a los artículos 34 y 39 de la Constitución de 1931 y Ley de Asociaciones de 30 de junio de 1887—, la doctrina de Falange Española, quedando sin efecto el procesamiento acordado por el juez de Instrucción contra José Antonio y los falangistas que le acompañan.

En el mes de julio de 1936, Primo de Rivera, seguía encarcelado en Alicante, después de dos juicios por distintas causas. Mientras, La Falange miraba con recelo y desconfianza la conspiración que se estaba gestando para derribar la República y que culminaría con la rebelión, el 17 de julio, del Ejército de África, liderado por el general Franco, seguida al día siguiente de muchas guarniciones peninsulares.

El día 26 de mayo de 1935 intervino José Antonio en un acto político en el Teatro Principado de Oviedo: «Toma la palabra en primer lugar el catedrático ovetense Yela Utrilla, quien dijo que había que trabajar por el advenimiento de un nuevo orden de cosas para hacer una España grande. Le siguió el obrero Manuel Mateo que censuró a los gobernantes del bienio porque a pesar de que en el Gobierno figuraban tres ministros socialistas no se había hecho nada para corregir el paro». El día 12 de junio se produjo una explosión en la sede de Falange en Oviedo (Campomanes 23), en la que fallecen dos obreros y otro resulta herido grave (falleciendo a los pocos días): los tres eran falangistas procedentes del comunismo; la policía sospecha que la explosión se debe a un artefacto que estaban manipulando y el gobernador ordena la detención de todos los dirigentes de Falange en Asturias: una docena de personas entre las que se encuentra Yela Utrilla. Permanecen en la cárcel hasta que se celebra el juicio, el 8 de julio de 1935, encargándose de la defensa de Yela el abogado Manuel Sarrión, pasante de José Antonio, llegado de Madrid. «Después es Yela Utrilla quien contesta a las preguntas del fiscal. Afirmó que no es posible que en el local pudiera haber explosivos porque estaba terminantemente prohibido. A su juicio, la explosión fue a consecuencia de un atentado y que Molina [el obrero herido que luego falleció] tenía algunos temores por haber pertenecido al Partido Comunista». Ese mismo día, a pesar de que el fiscal pedía doce años de cárcel para cada acusado, quedaron todos en libertad, con una multa de cinco mil pesetas que impuso el gobernador a cada miembro de Falange.


A finales de 1935 y principios de 1936 interviene Yela Utrilla, en pleno clima preelectoral, en varios actos públicos celebrados en Asturias por Falange (en la plaza del mercado de Llanera el 22 de diciembre, el día 29 en el Cine España de Tudela Veguín, a principios de enero en el Teatro Cervantes de Pola de Siero, en el Cine Moderno de Pola de Laviana, y en Trevías, Navia, Tapia de Casariego, etc.). El 28 de enero de 1936 José Antonio intervino en un acto celebrado en los teatros Principado y Santa Cruz de Oviedo: «Habla en primer lugar Yela Utrilla, que dice entre otras cosas: Vamos contra la revolución, pero nosotros también somos revolucionarios, con un sentido más espiritual, ...». Dos días antes de las elecciones del 16 de febrero de 1936 intervenía, de nuevo en Oviedo, José Antonio: «A las siete de la tarde de hoy se celebrará en los Campos Elíseos un mitin de propaganda organizado por Falange Española en el que pronunciará un discurso el jefe de dicha organización política don José Antonio Primo de Rivera. Intervendrán además en el acto los siguientes elementos: don Enrique Cangas, jefe de la zona de Gijón; don Juan Francisco Yela, secretario de la organización de Asturias y don Manuel Valdés Larrañaga, de la Junta Política de Falange. La entrada será por invitación.». La candidatura que en Asturias presentó Falange para las elecciones de febrero de 1936 (una misma persona podía presentarse en varias provincias) estaba formada en este orden: José Antonio Primo de Rivera, Julio Ruiz de Alda, Raimundo Fernández-Cuesta, Manuel Mateo, Leopoldo Panizo, Juan Francisco Yela, Emilio Alvargonzález, Enrique Cangas, José David Montes, Santiago López, Manuel Valdés Larrañaga, Alfonso de Lillo y Juan Lobo, y los resultados obtenidos fueron desastrosos: José Antonio 818 votos, Panizo 507 votos, (...) Yela 233 votos... frente a los entre 150 y 170.000 votos obtenidos en Asturias por cada candidato del Frente Popular (71). El resultado electoral supone el incremento de la persecución de los falangistas, clausurándose locales y deteniéndose a los dirigentes. «[Celso] García de Tuñón recibe por aquellos días [marzo de 1936] una llamada telefónica de Yela Utrilla previniéndole de que la Policía tiene orden del gobernador de proceder a su detención por lo que conviene que se ausente de Oviedo...»

En junio de 1936 es detenido Juan Francisco Yela Utrilla. El 18 de julio de 1936 se inicia la guerra civil española: «Mientras tanto, Yela Utrilla, que ocupaba en ese momento el cargo de jefe accidental provincial de Falange porque seguía detenido Leopoldo Panizo, ante los micrófonos de Radio Asturias pronunció una conferencia bajo el título "Nuestra guerra y la guerra de los marxistas". Yela señalaba las diferencias que se observaban en la lucha que mantenían los sin Patria, los sin Dios y los ciudadanos y militares movilizados que anteponían a todo sus propias creencias religiosas y el amor a la Madre Patria. "Aquellos –decía Yela– se lanzan a la destrucción, a la barbarie, al pillaje; éstos aspiran a construir, a entender la cultura, a conseguir que los hombres se traten como hermanos". Viajó Yela a Burgos y allí se entrevistaría con Manuel Hedilla, quien le informa de los nuevos nombramientos que quería hacer en Asturias. A últimos del mes de octubre esos nombramientos eran publicados en la prensa de Oviedo. Hedilla ratificaba al propio Yela Utrilla como secretario provincial de FE-JONS en Asturias, a la vez que le nombraba jefe territorial provisional. (...) A su regreso de Burgos, Yela Utrilla hizo unas declaraciones en los distintos medios de comunicación de Oviedo donde manifestaba que según noticias que traía, podía asegurar que José Antonio Primo de Rivera estaba vivo.».

«El 19 de diciembre de 1936, sábado, aparece en Oviedo el primer número del periódico La Nueva España, diario de la Falange Española de las JONS (...) Ni una sola línea se publicaba, como sería lógico, de quien en ese tiempo ostentaba el mando de Falange en Asturias, en este caso Juan Francisco Yela Utrilla, ni ninguno de los otros mandos locales o provinciales, lo que hace que sigamos creyendo que el periódico estaba al servicio del Ejército y no de Falange. (...)»«Manuel Hedilla no parece muy conforme con la línea que estaba llevando el periódico falangista, ni tan siquiera con el título del mismo, por lo que decide escribir una carta a Francisco Bravo, delegado de la Junta de Mando en Asturias y Galicia. La carta llevaba fecha 17 de febrero de 1937 y dice: "(...) Creo que en este sentido debes fijar tu atención principalmente y por de pronto en Yela y en el director de La Nueva España, Francisco Arias, y también en Ricardo Fernández a quienes creo principalmente culpables de la mala organización de la provincia (...)"». El 18 de abril de 1937 se celebra en Salamanca «la elección de Jefe Nacional de Falange Española y de las JONS con la asistencia de los asturianos García de Tuñón y Yela, pero éste sólo asistiría al acto de la elección ya que por motivos familiares tuvo que ausentarse el segundo día, según nota que él mismo enviaba al Consejo: "Cuando me disponía ir al Consejo, me comunican noticias que por retrasadas me dan más cuidado sobre novedades en mi familia, por lo cual me veo obligado a regresar urgentemente a Oviedo".». Al día siguiente Franco decreta la Unificación que supone la caída definitiva de Hedilla, y la desaparición de Falange Española de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalistas, transformada en FE Tradicionalista de las JONS. (Hasta aquí los datos obtenidos del libro de José María García de Tuñon Aza, Apuntes para una historia de la Falange asturiana, Oviedo 2001.)

La guerra civil terminó en Asturias en 1937, reanudando Yela su actividad como autor: la editorial FET (Falange Española Tradicionalista) de Oviedo publicó en 1938 su Segundo curso teórico práctico de lengua latina y en 1939 Las concepciones político-sociales contemporáneas. Intervino en el renacimiento de la Universidad de Oviedo, destruida por las llamas revolucionarias de octubre de 1934 y que algunos incluso deseaban reiniciar en otra ciudad fuera de Asturias. En 1940 la Universidad de Oviedo publicó su ensayo: Una nueva concepción de la historia de España como historia patria.

A finales de 1940 ingresó Juan Francisco Yela Utrilla en el Cuerpo de Catedráticos de Universidad (el 22 de noviembre), ocupando la cátedra de Fundamentos de Filosofía e Historia de los Sistemas Filosóficos de la Universidad de Barcelona, trasladándose al poco a la Universidad de Madrid, para desempeñar esa misma cátedra. Fue vicedirector segundo del Instituto «Luis Vives» de Filosofía, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Durante la década del cuarenta, en que fue uno de las catedrádicos de Filosofía más influyentes de la Universidad española, Yela Utrilla encabeza la más numerosa estirpe de jóvenes doctores en filosofía, de las tres estirpes de doctores en filosofía que pueden distinguirse tras la guerra civil: la de Juan Zaragüeta (1883-1974, 8 tesis dirigidas en los años cuarenta), la de Juan Francisco Yela (1893-1950, 13 tesis dirigidas en los años cuarenta) y la de Santiago Montero (1911-1985, 10 tesis dirigidas en los años cuarenta). El prematuro fallecimiento de Juan Francisco Yela Utrilla, el 26 de abril de 1950, supuso sin duda una evolución ulterior de la filosofía institucional en España diferente a la que hubiera ocurrido de haber estado presente Yela durante los decisivos años cincuenta.

Cierra España.

SUCESOS EN 1933.12ª parte.(Fundacion FEJONS.Continuacion)



FUNDACIÓN DE LA PRIMERA FALANGE ESPAÑOLA 1933

El 29 de octubre de 1933 realizó un acto público en Madrid, en el Teatro de la Comedia, donde pronunció el discurso considerado como fundacional de la nueva organización. (Asistieron a ese acto las hermanas de José Antonio, Pilar y Carmen, y dos de sus primas hermanas, así como algunas amigas, y entre todas al día siguiente constituyeron la Sección Femenina de la Falange; en diciembre de 1934 José Antonio les proveyó de un estatuto oficial. Prestaron un servicio insustituible durante los años de la guerra, siendo perseguidas casi todas ellas, muchas encarceladas y varias masacradas por los bestiales rojos).

Acerca del nombre (Falange Española) no hay registro seguro, pero se sabe que habría sido propuesto, o al menos seleccionado, por Alfonso García Valdecasas, miembro del primer triunvirato de gobierno de la Falange. En cuanto a qué alude el nombre, mucho se especuló en torno a la famosa falange macedonia, ejército invencible caracterizado por la cohesión indestructible de sus filas; algunos opinamos que fue elegido porque su sigla (FE) alude tanto a la virtud teologal cuanto a la virtud cívica de creer en la Patria y su destino.

El primer gobierno de la nueva agrupación estuvo constituido por un triunvirato, integrado por José Antonio Primo de Rivera, Julio Ruiz de Alda Miqueleiz, militar que había sido uno de los integrantes de la tripulación del avión «Plus Ultra», el primero en la historia que cruzó el océano Atlántico entre Europa (España) y América (la Argentina) y Alfonso García Valdecasas (este último se alejó 15 días después, tras haber contraído nupcias con una dama de la alta sociedad).

La Falange se propuso de entrada diferenciarse de los partidos regiminosos de izquierda y derecha, proclamando a España, contra los separatismos regionalistas, como una unidad de destino en lo universal, oponiéndose asimismo a la lucha de clases. Para ello, proponía desmantelar el sistema capitalista en España, sustituyéndolo por un régimen sindicalista en el que la empresa fuese propiedad común de todos sus integrantes (empresarios y productores), y en lugar de la falsa oposición de los partidos políticos, la integración del pueblo en tres niveles: familia, municipio y sindicato. Esta doctrina se denomina nacionalsindicalismo. La Falange defendía al mismo tiempo la interpretación católica de la vida, por verdadera y por española. En cuanto a la militancia, se consideraba que ella constituía antes que nada, sacrificio (de las personales apetencias cuanto de la vida misma) al servicio de España.

Prontamente las izquierdas en general, y especialmente el PSOE, empezaron a atacar e intentar destruir a la naciente organización. No repararon solamente en acciones legales, sino que llegaron al ataque personal y al asesinato. Varios falangistas cayeron abatidos cobardemente (siempre por la espalda) por las armas de los rojos. La situación llegó al límite de que José Antonio, que no era partidario de los métodos violentos, debió autorizar a sus hombres la defensa personal, y no bastando ello, autorizó la constitución de un grupo de militantes muy aguerridos, que se conoció como la Falange de la Sangre; al dar a conocer la constitución de este grupo, José Antonio les advirtió a los socialistas, anarquistas y comunistas que la Falange iba a responder a sus atentados uno a uno, con lo que los ataques mermaron instantáneamente. Esta agrupación interna cambió más adelante su nombre por el de Primera Línea Falangista y llegó a contar con 800 miembros.

El 29 de Octubre de 1.933 José Antonio levantaba la Bandera de la Revolución Española en el Teatro de la Comedia de Madrid.

fundado el 29 de octubre de 1933 por José Antonio Primo de Rivera (abogado, hijo del general Miguel Primo de Rivera), Julio Ruiz de Alda y Alfonso García Valdecasas. El partido fue dado a conocer en un mitin celebrado en el Teatro de la Comedia de Madrid.


Posteriormente, se fusionó con las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS), fundadas por Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma Ramos, entre otros, quienes clamaban por la eliminación económica de la burguesía, por un lado, y criticaban las leyes anticlericales republicanas, por otro. Con esta fusión, pasó a denominarse Falange Española de las JONSFalange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S (FET y de las JONS ), tras la unificación del ideal Carlista (Requeté) con el Nacional-SindicalismoFranco (FE de las JONS) y finalmente (Falangismo), que llevó a cabo, el general

La ideología de Falange es el nacionalsindicalismo, un concepto basado en una interpretación del sindicalismo revolucionario, con componentes tomados del catolicismo. Aunque con más que amplias similitudes con el fascismo, en principio a diferencia de este, que perseguía un ideal imperialista, José Antonio pretendía una unidad de destino en lo universal (una idea que había sido enunciada con un sentido diferente, aunque no opuesto, por José Ortega y Gasset) como expresión de una comunidad de intereses y hermandad con las naciones hispanoamericanas. Esta idea espiritual de la patria serviría para superar la disgregación social que, a su juicio, el individualismo liberal y capitalista había sembrado en la sociedad europea de entonces y, en particular, en España.


El fascismo de imitación italiana estaba ya representado en España por los camisas negras de las JAP (Juventudes de Acción Popular), integradas en la CEDA dirigida por José María Gil Robles al que, brazo en alto y mano extendida, saludaban como jefe (una traducción para la expresión Duce en italiano) en sus concentraciones.

A modo de resumen, se puede condensar la ideología falangista en los puntos siguientes:

Creación de un Estado Sindical en el que la lucha de clases sería superada por el Sindicato Vertical, que juntaría en un mismo organismo a patronos y trabajadores organizados por ramas de la producción. La propiedad de los medios de producción se sindicaliza, siendo administrada de forma autogestionaria.

Nacionalización de la banca y reforma agraria manteniendo el respeto a la propiedad privada, pero sometida a los intereses de la comunidad (Patria, pan y justicia era el lema falangista en lo económico y lo social).

Las unidades fundamentales de la organización social son aquellas a las que se pertenece de manera natural. Este es el caso de la familia, el municipio o el sindicato. Esta idea se reduce a la primacía de las relaciones comunitarias sobre las de asociación. Esta sería la definición del Comunitarismo falangista frente al Comunismo marxista.

Catolicismo romano, pero sin admitir injerencias de la Iglesia. El estado debía ser laico.

Orgullo de la historia del Imperio Español, en especial del período de España regido por los Reyes Católicos que inauguraron el, para los falangistas, período de grandeza imperial de España.


Cierra España.

Seguidores

Miguel de Unamuno - Diario de Sesiones, Junio de 1932

Estas autoridades de la República han de tener la obligación de conocer el catalán. Y eso, no... Si en un tiempo hubo aquello, que indudablemente era algo más que grosero, de «hable usted en cristiano», ahora puede ser a la inversa: «¿No sabe usted catalán? Apréndalo, y si no, no intente gobernarnos aquí.»... La disciplina de partido termina siempre donde empieza la conciencia de las propias convicciones.

Luis Araquistáin,socialista publica en abril de 1934

"En España no puede producirse un fascismo del tipo italiano o alemán. No existe un ejército desmovilizado como en Italia; no existen cientos de miles de jóvenes universitarios sin futuro, ni millones de desempleados como en Alemania. No existe un Mussolini, ni tan siquiera un Hitler; no existen ambiciones imperialistas, ni sentimientos de revancha, ni problemas de expansión, ni tan siquiera la cuestión judía. ¿A partir de qué ingredientes podría obtenerse el fascismo español? No puedo imaginar la receta".

Alejandro Lerroux, Mis memorias.

“La verdad es, lo he publicado antes de ahora, que el país no recibió mal a la dictadura, ni la dictadura hizo daño material al país. Es decir, no gobernó peor que sus antecesores. Les llevó la ventaja de que impuso orden, corto la anarquía reinante, suprimió los atentados personales, metió el resuello en el cuerpo de los organizadores de huelgas y así se estuvo seis años. Nunca la simpatía personal ha colaborado tan eficazmente en formar de un gobernante como el caso de Primo de Rivera, [...]”

Alejandro Lerroux, Mis memorias.

Frente Popular (Febrero 1936 - Marzo 1939)



Calvo Sotelo, sesion del 16 de junio de 1936.

"España vive sobrecogida con esa espantosa úlcera que el señor Gil Robles describía en palabras elocuentes, con estadísticas tan compendiosas como expresivas; España, en esa atmósfera letal, revolcándose todos en las angustias de la incertidumbre, se siente caminar a la deriva, bajo las manos, o en las manos —como queráis decirlo— de unos ministros que son reos de su propia culpa, esclavos, más exactamente dicho, de su propia culpa...
Vosotros, vuestros partidos o vuestras propagandas insensatas, han provocado el 60 por 100 del problema de desorden público, y de ahí que carezcáis de autoridad. Ese problema está ahí en pie, como el 19 de febrero, es decir, agravado a través de los cuatro meses transcurridos, por las múltiples claudicaciones, fracasos y perversión del sentido de autoridad desde entonces producidos en España entera.
España no es esto. Ni esto es España. Aquí hay diputados republicanos elegidos con votos marxistas; diputados marxistas partidarios de la dictadura del proletariado, y apóstoles del comunismo libertario; y ahí y allí hay diputados con votos de gentes pertenecientes a la pequeña burguesía y a las profesiones liberales que a estas horas están arrepentidas de haberse equivocado el 16 de febrero al dar sus votos al camino de perdición por donde os lleva a todos el Frente Popular".

La memoria analfabeta es muy peligrosa

Pérez-Reverte se embala. No es que le duela España, es que le indigna su incultura, su falta de espíritu crítico. Se revuelve porque, dice, un país inculto no tiene mecanismos de defensa, y “España es un país gozosamente inculto”. Tiene el escritor en la punta de los dedos las batallas, los hombres, las tragedias que han hecho la historia para apuntalar sus argumentos.

- Mi memoria histórica tiene tres mil años, ¿sabes?, y el problema es que la memoria histórica analfabeta es muy peligrosa. Porque contemplar el conflicto del año 36 al 39 y la represión posterior como un elemento aislado, como un periodo concreto y estanco respecto al resto de nuestra historia, es un error, porque el cainismo del español sólo se entiende en un contexto muy amplio. Del año 36 al 39 y la represión posterior sólo se explican con el Cid, con los Reyes Católicos, con la conquista de América, con Cádiz... Separar eso, atribuir los males de un periodo a cuatro fascistas y dos generales es desvincular la explicación y hacerla imposible. Que un político analfabeto, sea del partido que sea, que no ha leído un libro en su vida, me hable de memoria histórica porque le contó su abuelo algo, no me vale para nada. Yo quiero a alguien culto que me diga que el 36 se explica en Asturias, y se explica en la I República, y se explica en el liberalismo y en el conservadurismo del XIX... Porque el español es históricamente un hijo de puta, ¿comprendes?.

Arturo Pérez-Reverte